Un nuevo día de pesca en las Islas Canarias. Ya soy un “jubileta” y mi terapia ocupacional es ir al agua: me da vida, me mantiene ocupado, la mente desconectada y un buen tono físico que con los años es muy importante. En esta ocasión, voy a una zona con bastante corriente y hay que acertar con los horarios de mareas y los caprichos cambiantes de éstas, por suerte me alejo de la costa y la marea se porta como esperaba, controlada dentro de lo que cabe. Esta situación me deja pescar, y llego a uno de mis puntos calientes, un lugar que me ha dejado algunas bonitas piezas en el pasado, ¡aunque también algún que otro rosco!
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Es muy extraño ver un mero de tal tamaño en estas zonas de fuerteventura
El agua está bastante clara, es un fondo de 15-16m y se distingue perfectamente la piedra y la arena. ¡Desde superfície lo veo!!! Uf, parece un bicharraco de mero, pienso. A bote pronto, calculo que debe pesar unos 20-25kg. Es muy extraño ver un mero de buen tamaño en estas zonas del sur de Fuerteventura, hay mucho mero de cría y algunos mayorcitos. De 2kg a 4kg es el peso de los meros con tallas “legales” que dan estas zonas, por eso mi sorpresa de ver esta pedazo de bestia debajo de mí.
Primera bajada, a por el mero
Me relajo, respiro calmadamente, enciendo mis cámaras y empiezo la bajada. Desde un principio tengo claro que no lo voy a pescar. Más de uno me dirá “¿Por qué lo dejas ir, un bicho tan grande?!”. Yo os explico: el motivo es la “Ciguatera”, ya presente en el archipiélago, y que obliga a analizar todos los meros pescados con un peso superior a los 15kg, manteniéndolos congelados como no aptos para el consumo hasta saber el resultado del análisis. En una situación como esta, no me planteo arponear un hermoso pez para tenerlo en el congelador durante X tiempo hasta saber si es positivo o negativo, y si da positivo tener que tirarlo en el vertedero. Además, soy muy veterano, la pesca del mero en tiempos de mayor abundancia se me dio muy bien y ya he pescado suficientes de buena talla, no me importa el no pescar uno más. Como comentaba, bajaba dispuesto a hacerle una buena filmación con perdón final, que también es una acción que me gusta realizar.
Pienso en algún mero de otra especie hasta que la reconozco: una hermosa carpa roja
¿Mero? No, realmente es…
Según me voy acercando veo algo raro, no termino de reconocer al mero que me había parecido desde superficie, lo veo grande y gordo pero extraño, pienso en algún mero de otra especie africana… ¡hasta que la reconozco! Una preciosa carpa roja, un hermoso pez tropical poco habitual en las Islas que no esperaba encontrarme ahí. No me dejó caer encima suyo. Según caía, el pez se alejaba de mi vertical, y finalmente me posé detrás de una piedra a unos 6 metros del pez.
Realicé una espera con la esperanza que me entrase recto, pero se mantuvo esquivo y finalmente se alejó, dejando un gran disgusto para mí, ya que incluso la filmación era lejana y además se interpusieron multitud de roncadores y salmonetes que pululaban por la zona. Subo decepcionado de no poder ponerme a distancia, cuando ¡sorpresa! desde arriba vuelvo a ver su silueta, deambulando por las mismas piedras y finalmente entrando en un pasadizo ya conocido para mí.
Especie protegida, tamaño sospechoso de ciguatera… ni pensar en capturarlo
Tranquilidad, respiro lo suficiente y vuelta para abajo, no sabía por qué puerta entrar, temiendo que saliera por la otra dándome la espantada. Me decido por la puerta grande que conozco bien y sé que me da buena y cómoda enfilación, y allí estaba la carpa roja a placer, de cola y enseñándome el ojo. Apunté y en ese momento lo tuve clarísimo: especie protegida en Canarias, tamaño sospechoso de Ciguatera… ni pensar en capturarlo, aunque hubiese sido la pieza de mi vida, no en tamaño (30kg le calculé a ojo) pero sí por su exotismo.
Lo filmé y tranquilamente reculé y subí, volviéndome a preparar para bajar de nuevo. Quería asegurar las tomas, había cierta revoltura en la cueva y temía por la filmación. Esta vez bajé por la otra puerta, quería filmarlo de frente y… gran desilusión, ya no estaba y ya no la he vuelto a ver. Mi otra desilusión fue al ver las filmaciones, a pesar de haberlo tenido ahí enfrente a tiro, la filmación es defectuosa, las algas y revoltura no dejan ver con nitidez el hermoso pez, ¡pero se ve!
Uno de mis mejores recuerdos
Me dio el punto de publicar la historia por fotogramas en Facebook, y tuvo bastante expectación. Una carpa roja es un pez muy poco habitual y se han pescado pocos ejemplares en Canarias, así que fui poniendo imágenes cada vez más cerca durante varios días creando mucha expectación y comentarios, “¿Cuanto pesó?”, “Pon la foto”, “Enséñalo”, “¿Lo cogiste?” preguntaban, viendo el fotograma con el fusil apuntándolo. Yo pensaba que poco me conocían y me hacía gracia, ¡Cómo voy a publicar la pesca de una especie protegida!, el último día publiqué el vídeo con la acción completa y se desveló el misterio.
Ante el desconocimiento de su conservación en aguas africanas, decidieron protegerlo en canarias
Se pusieron en contacto conmigo para conocer la especie que era y para documentar cuál de ellas podía ser. Hay dos especies posibles que viven en la costa africana, Lutjanus Dentatus y Lutjanus Goreensis. Les comenté que no lo había pescado y, solamente con los fotogramas, no pudieron determinar la especie. Aproveché para indagar sobre el motivo de su protección en Canarias, pero la explicación no fue muy convincente. Ante el desconocimiento de su estado de conservación en sus aguas africanas decidieron protegerlo aquí en Canarias.
Para mí esta fue una bonita experiencia y un ejemplo de legalidad, al que le doy importancia para difundir otras actitudes muy necesarias. En estos tiempos de restricciones a la pesca recreativa y en particular a la submarina, somos la pesca más selectiva y sostenible que existe, y debemos mostrarlo y presumir de ello.